Ser "Hecho de Mamá" es más que una simple frase; es un recordatorio constante del amor, la fuerza y la determinación que heredamos de nuestras madres. La influencia de una madre perdura en la vida de sus hijos incluso cuando ya no viven bajo el mismo techo. Desde la cocina hasta los desafíos diarios, el legado materno sigue siendo una fuente de inspiración y fortaleza.
Ahora que soy independiente y ya no vivo contigo, mamá, descubro día a día cuánto de ti hay en mí. Recuerdo nuestra cocina, el corazón de nuestro hogar, diseñada con tu esencia y tu amor. Mientras preparo la receta que tanto me gustaba cuando vivíamos juntos, me doy cuenta de que tu estás presente en cada paso que doy. Nunca olvidaré cómo me inspirabas a intentar esa receta una y otra vez, nunca dándome por vencido.
Tus palabras resonaron en mi mente: "Si lo intentas, lo logras". Esa filosofía se convirtió en mi lema de vida, guiándome a través de los desafíos y las dificultades. Me enseñaste que el verdadero éxito no radica en la perfección, sino en el coraje de intentarlo una y otra vez, incluso cuando las cosas parecen imposibles.
Cada vez que me enfrento a un obstáculo, recuerdo tus lecciones. Tu determinación y tu fuerza me inspiran a superar cualquier adversidad. Aunque ya no vivamos juntos, estamos a una llamada a un mensaje, que me recuerda que soy capaz de alcanzar mis sueños si persisto con valentía y dedicación.
Mamá, gracias por enseñarme el poder del intento y la perseverancia. Tu influencia sigue guiándome, incluso en los momentos en que estás lejos. Estoy orgulloso de ser "Hecho de Mamá", porque sé que llevarte conmigo significa que nunca estoy solo en mis luchas y triunfos. Que esta cocina, llena de tus recuerdos y nuestro amor compartido, sigue siendo el lugar donde encuentro la fuerza para enfrentar cualquier desafío. Te amo, mamá.
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